Había un tiempo en que el Jazz escupía fuego por la boca, cargaba de humo la atmosfera y bailaba con el clink de los cubitos bañados en destilados que perforaban el hígado.
Más que música era un puñetazo al orden establecido, un anhelo de vida y libertad que se expresaba sin concesiones de ningún tipo.
Enérgico, intenso y vital estaba destinado a sacudir el nervio emocional y hacer subir la temperatura del cuerpo mientras el alma de sus interpretes ardían en el infierno. No era una cuestión estética ni formal, que también, más bien la exaltación de la inmediatez. Disfrutar el momento como si fuera el último y transmitirlo como si fuera el primero. Las pasiones mas bajas y los sentimientos más nobles formaban una sola pieza en la conversación de aquel ritmo en puro entusiasmo. Todas estas sensaciones y muchas otras emociones que tienen difícil transcripción escrita son las que cargan de razones y credibilidad la propuesta honesta y contundente de 5 spots.
Darle al play y esto ya no habrá quien lo pare.
Pere Pons
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